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jueves, 24 de marzo de 2011

EL TABERNÁCULO DE DAVID

En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice Jehová que hace esto. Amós 9.11-2 RV60
Cuando llegue ese día, haré que los descendientes de David, vuelvan a reinar sobre Israel. Volverán a ser fuertes como antes. Así, lo que quede de Edom y de las otras naciones volverá a ser de Israel, el pueblo que alaba mi nombre. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será. Amós 9.11-12 TLA.
¿Qué es eso de “El tabernáculo de David”? En 2 Samuel 6.17 está escrito: “Metieron, pues, el arca de Jehová, y la pusieron en su lugar en medio de una tienda que David le había levantado; y sacrificó David holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová”.

¿TABERNÁCULO DE ADORACIÓN?

El texto de Samuel dice que David realizó sacrificios en honor del Señor. Y especifica qué tipo de sacrificios fueron: holocaustos y ofrendas de paz.
Holocausto, como ofrenda, su rasgo particular era que se quemaba en su totalidad.
Ofrendas de paz tenían que ver también con fuego. Se quemaba la grasa que envolvía los intestinos y la adherida a ellos, los riñones y la grasa que los cubre, y la que cubre los lomos.
David hizo sacrificios rituales como lo ordenaba La Torá (Éxodo y Levítico). 2 Samuel dice que después celebraron una gran fiesta él y el pueblo. No tiene que ver con el concepto moderno de quienes sostienen que “adoración”, es canto suave, profundo, extático, ni siquiera con canciones “movidas”.

TABERNÁCULO Y LINAJE

“Tabernáculo caído de David” es, con toda obviedad, una referencia a la descendencia de David, una clara alusión al Mesías.
“Tabernáculo”, en Amós, significa “casa”, “descendencia”, “linaje”, “hijos”… y Dios promete que lo levantará, tapará sus brechas (cerrar portillos), levantará sus ruinas y la reconstruirá, a fin de que dicho tabernáculo posea Edom y todas las naciones.
Levantar el “tabernáculo caído de David significa posicionar otra vez como rey de Israel a un descendiente de David.

TABERNÁCULO Y MESÍAS

La TLA traduce bien el sentido de tabernáculo como descendencia, pero difumina la persona del Mesías al traducir “descendientes”, pues de la descendencia de David sólo un hombre habrá de reinar sobre todas las naciones, y dicho personaje es el Mesías.
“El tabernáculo caído de David” es la cadena del linaje suspendida cuando los descendientes de David dejaron de reinar sobre Israel como nación.
Cuando Israel, reino del norte, fue deportado por los asirios, a su retorno vivieron la experiencia samaritana de “adorar al Señor y a otros dioses”.
Después Judá, reino del sur, también vivió la deportación como juicio de Dios. Y hasta allí llegó el gobierno del linaje de David sobre Judá. A su regreso ningún descendiente de David volvió a gobernar sobre los israelitas. “El tabernáculo caído (linaje) de David” no fue levantado.

PROFECÍA Y MESÍAS

Jesús el Mesías es el centro de La Escritura. Como “tabernáculo (linaje) de David” es quien habrá de gobernar, no sólo sobre Israel, sino sobre todas las naciones.
El término “tabernáculo” en 2 Samuel 6 y en Amós no significa lo mismo. En 2 Samuel es una tienda de campaña improvisada para poner el arca de la alianza y nada más. Sospechar que era un “nuevo tabernáculo” ¡o asegurarlo!, de ninguna manera da pie para derivar que motu propio David edificó un tabernáculo para lo cual no estaba autorizado.
Por una iniciativa menor (ofrecer sacrificios) el rey que lo precedió (Saúl) perdió su puesto; con mayor razón con él hubiera sucedido lo mismo, pues hacer un tabernáculo equivalía a establecer un lugar de culto cuyo privilegio era de cuño divino.
De hecho, ni siquiera le fue permitido hacer algo que tenía en mente como intención para agradar a Dios: edificar un templo.
Y si no se le permitió levantar un templo, menos le hubiera sido iniciar un “tabernáculo de adoración”, como no le fue permitido a un hijo del Sumo Sacerdote Aarón incluir en los ritos un incienso ajeno a las indicaciones divinas.

JESÚS, TABERNÁCULO DE ADORACIÓN

Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será. El propósito de toda profecía va dirigido a cumplir los propósitos divinos que tienen como meta llevar al pueblo nacido de nuevo a vivir bajo el gobierno de Dios en la nueva creación, con Cristo Jesús como supremo gobernante.
El linaje de David, la simiente de David, “el rey de los judíos que ha nacido”, todo tiene en el centro a Jesús el Mesías, el tabernáculo de reunión entre Dios y el hombre.
En Cristo adoramos a Dios, en él le damos la gloria, alabanza, honor, honra y reconocemos su eterno poder y deidad.
En Cristo somos nueva creación, en Cristo somos sabiduría de Dios, en Cristo hemos sido hechos hijos de Dios, en Cristo tenemos perdón y redención, en Cristo-tabernáculo vemos la gloria de Dios, en él se cumple el levantamiento del “tabernáculo caído de David”.

domingo, 20 de marzo de 2011

JESÚS, TEMPLO, LUGAR DE ENCUENTRO Y ADORACIÓN

Καὶ ὁ λόγος σὰρξ ἐγένετο καὶ ἐσκήνωσεν ἐν ἡμῖν, καὶ ἐθεασάμεθα τὴν δόξαν αὐτοῦ, δόξαν ὡς μονογενοῦς παρὰ πατρός, πλήρης χάριτος καὶ ἀληθείας.

Y La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros y vimos su gloria (gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

TEMPLO Y GLORIA

Jesús es el personaje central enfocado por cada libro de La Escritura. El centro de La Escritura no es un país, lugar o geografía (Palestina), pues no es la geografía ni un país quien salva. La salvación pertenece al Señor, está escrito en Jonás (2.9), sólo él puede salvar.
Tampoco es una institución del Antiguo Testamento (templo), porque de ninguna manera en un edificio se encuentra la redención del pueblo de Dios. La redención la da sólo una persona, Jesús.
Primero en el tabernáculo y después en el templo, se manifestaba la gloria de Dios. Con el tiempo los israelitas acuñaron el término “shekiná” (Presencia de Dios), que por cierto no es término bíblico, sino rabínico.
En el tabernáculo, o tienda de reunión, se tenía el encuentro entre Dios y el hombre. Allí descendía la gloria de Dios, la verdad de Dios. Él se hacía presente y manifestaba su gloria y persona.

TEMPLO Y CULTO

Como lugar de culto, en el templo se tiene: revelación, santidad (ética), presencia. La revelación de Dios asumió diferentes formas en su entrega al hombre: sueños, historia, profecía, circunstancias, palabra hablada… entre otras. La suprema revelación es Cristo, Dios mismo hecho hombre, ser humano.
La revelación fue siempre iniciativa divina y como tal indicaba qué pedía Dios, y hacia dónde dirigía sus propósitos y qué personas eran las elegidas para llevar a cabo sus propósitos.
El culto tenía su liturgia y Dios decía como llevarlo a cabo. El libro de levítico es sumamente detallista en relación con el culto: sacrificios y ofrendas.
Dios decía cómo llevar a cabo la adoración que él exigía. El culto no era opcional. Cuando David organiza a los levitas en coros mantiene respeto por el orden del culto.
Una vez se equivocó al llevar el arca de la alianza al transportarla en una carreta, tirada por bueyes y Uza detuvo el arca con la mano, lo cual le costó la vida. David corrigió su error. Tenía que transportar el arca de acuerdo con las instrucciones de Dios, no de acuerdo con lo que él pensara fuese lo mejor. Con varas y a hombros, no en un carro tirado por animales.
El culto lo define Dios, no el hombre. La liturgia, el orden, se ve en el tiempo de Jesús: oración, canto, predicación, despedida (bendición).

CULTO DE HOY, ¿PREDICACIÓN O DISCURSO? ¿ADORACIÓN O SENSUALISMO?

Algunas comunidades son A.C., pero actúan como iglesia, y no hay predicación, sino discurso motivacional. No se predica el evangelio (denuncia de pecado), porque dicen: “la gente ya sabe que están en pecado, necesitan salir adelante”, y entonces se les da un discurso ajustado a su necesidad emocional.
El culto, entonces es sensualista, atiende las necesidades de motivación y se enfoca en el hombre. Culto antropocéntrico se tiene hoy, con sus afirmaciones consecuentes y dichos reiterativos: “El hombre es el centro de La Biblia. Tú eres especial. Todo gira alrededor de ti, Dios viene a visitarte… Siente el abrazo de Dios… él ha diseñado todo para ti… Te lleva en el centro de sus propósitos…” lo cual es falso, pues el centro del culto es Dios en Cristo.

JESÚS, PREDICADOR CRISTOCÉNTRICO

Jesús inicia su predicación con un tema: “arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado”. “El hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”.
Cuando el hombre “busca a Dios”, arriba a la idolatría, pervierte la persona de Dios. Se entiende, al carecer de la revelación desemboca en sus locas fantasías.
Al carecer de la revelación y la guía divina, sólo le queda crear religiones plenas de idolatría, sin Dios. Su naturaleza perdida, sin vida, ajena a Dios, le hacía del todo imposible regresar a Dios.
El hombre no puede regresar a Dios por su cuenta. Si le hubiese sido posible, Cristo habría venido en vano. Pero no, el hombre necesita ser regresado, guiado, y vuelto a su relación con Dios por quien da la revelación divina plena, Jesús, Dios hecho hombre, lleno de gracia y de verdad.
La predicación de Cristo, su palabra y su persona, son en sí mismos la revelación plena, completa y definitiva de los planes de Dios.
Las intenciones de Dios siempre fueron cristocéntricas, y Cristo mismo lo confirma: “Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad” (Juan 18.37).
En palabras de Cristo, La Escritura es cristocéntrica. “Y ellas (Las Escrituras) son las que dan testimonio de mí”. (Juan 5.39)
Predicar el evangelio es anunciar la voluntad de Dios manifestada en Cristo. El evangelio es la revelación de Dios en plenitud en Cristo.

CULTO CRISTOCÉNTRICO

Cantos, himnos, testimonios, lectura bíblica, todo ha de tener un centro: Dios y su Cristo. El canto ha de tener a Cristo como centro de adoración, no al hombre. El himno igual, tanto como el testimonio, cuya intención es destacar las obras de Cristo sobre su seguidor.
En el culto destacamos la persona de Dios: su santidad, grandeza, soberanía, misericordia, compasión, piedad, perdón, redención, salvación, nueva creación… todo, en Cristo.
Asistimos al culto para adorar a Dios, exaltar a Dios, agradecerle sus bendiciones, reconocer sus obras, y adorarlo por lo que él es… en Cristo.
El templo, como encuentro con Dios, se da en Cristo, en quien la presencia de Dios es visible, palpable, reveladora, redentora, renovadora.
La gracia y la verdad, residentes en el templo, son virtud y atributos de Dios en Cristo. De Cristo tomamos gracia sobre gracia, y de él recibimos la realidad del amor y la verdad de Dios. Asimismo, por cuanto a Dios nadie lo vio jamás, el Unigénito del Padre es quien nos lo dio a conocer, quien lo reveló.

CRISTO, PLENITUD DE LA VOLUNTAD DIVINA

Al ver la historia de los reyes de Israel uno suele pensar: “¿por qué se equivocaron? ¿Cómo fue posible que no hayan manifestado en plenitud el gobierno divino?”
Olvidamos que él único rey que habría de llevar a cabo el gobierno perfecto de Dios es Cristo.
Un rey como David, adúltero, asesino, mal padre, no fue obstáculo para Dios y sus planes. La historia demuestra que los planes de Dios están por sobre los humanos, sus errores, fracasos y frustraciones.
Cristo es el perfecto rey, al Hijo Unigénito, el hombre perfecto, el segundo Adán que cumple a cabalidad la voluntad de Dios a favor nuestro.
Cristo, templo nuestro, es la residencia de la gloria de Dios para nosotros, Dios habitando entre nosotros, el cumplimiento de la voluntad plena y divina de Dios en el mundo.


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domingo, 13 de marzo de 2011

JESÚS, EL TEMPLO DE ISRAEL

Estableceré mi morada en medio de ustedes, y no los aborreceré. Caminaré entre ustedes. Yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo. Levítico 26.11-12 NVI

TEMPLO-MORADA

A la luz del Antiguo Testamento, Dios había prometido morar en medio del pueblo de Israel, su pueblo. Su morada sería el templo, llamado también casa, morada o habitación.
La primera “casa” es el Tabernáculo, “tienda de reunión”, donde se da el encuentro entre Dios y su pueblo. El tabernáculo es compañía constante de Dios para con su pueblo. A donde vaya el pueblo va Dios.
Una vez establecido en la tierra de Palestina, de ser nómada, Israel pasa a ser un pueblo sedentario, en la tierra prometida, y con Salomón el tabernáculo deja su función de “morada de Dios”, para dar paso el templo, la nueva “casa del Señor”.
Con el tabernáculo el Señor iba con su pueblo por todos lados, y con el templo el Señor se queda a vivir con y entre ellos.

JESÚS TABERNÁCULO, MORADA DE DIOS ENTRE LOS HOMBRES

Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan 1.14 NVI

Jesús el Mesías de Dios es cumplimiento de La Escritura, de las promesas de Dios a su pueblo. En él Dios hace su tabernáculo entre los hombres, camina con ellos, vive entre ellos. La palabra para “habitó” en Juan 1.14, es “tabernaculó”, hizo su habitación, su morada entre nosotros.
Así como en el tabernáculo del Antiguo Testamento la gloria de Dios se hacía visible, de Cristo el apóstol Juan testifica haber contemplado la gloria de Dios en él.
Sin embargo, en Cristo la gloria de Dios era permanente. No descendía, se manifestaba y después la gloria lo dejaba, sino que permanecía en él por ser Dios entre los hombres, Emanuel, “Dios con nosotros”.
Jesucristo es el tabernáculo de Dios, la morada de Dios entre los hombres, es Dios cumpliendo su promesa al pueblo en Cristo.

TEMPLO RESTAURADO—RESURRECCIÓN

Destruyan este templo, y en tres días volveré a levantarlo. Los judíos le dijeron:
—Cuarenta y seis años se ha trabajado en la construcción de este templo, ¿y tú en tres días lo vas a levantar?
Pero el templo al que Jesús se refería era su propio cuerpo
. Juan 2.19-21 DHH

El templo de Dios es destruido (crucifixión) y Dios lo restaura, lo reconstruye (resurrección). El templo donde se hacían los sacrificios fue destruido por el general romano Tito. Con ese templo confundieron los judíos las palabras de Jesús. Creían que Jesús se refería a ese templo.
Pero el verdadero templo al que se refería Jesús era su cuerpo, el templo prometido por Dios, la morada en la cual habitaría y viviría entre los hombres.

TEMPLO, LUGAR DE ENCUENTRO

Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí. Juan 14.6 RV60

Primero el tabernáculo, y después el templo, son, ambos, lugar de encuentro entre Dios y el hombre. Para llegar a Dios hay que acudir al templo, Jesús es el camino (templo) para llegar a Dios.
Si no se acude a Jesús (el camino a Dios), es imposible llegar a Dios. Hay un templo, un lugar donde se ve la gloria de Dios, y ese templo es Cristo.
En ese templo (Cristo) se hace el único sacrificio que posibilita la reconciliación entre el hombre y Dios, el único sacrificio definitivo.
Llegar a Dios con el único sacrificio que le agrada, es posible sólo en Cristo. Por eso es que el Unigénito Hijo de Dios puede afirmar categóricamente: “Pues yo les digo que aquí está uno más grande que el templo”. Mateo 12.6 NVI
Él era el templo supremo, único, cumplimiento del plan divino.

JESÚS, TEMPLO, MORADA DEFINITIVA, ETERNA

Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Apocalipsis 21.3

No vi ningún santuario en la ciudad, porque el Señor, el Dios todopoderoso, es su santuario, y también el Cordero. La ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la alumbra el resplandor de Dios, y su lámpara es el Cordero. Las naciones caminarán a la luz de la ciudad, y los reyes del mundo le entregarán sus riquezas. Apocalipsis 21.22-24 DHH

El futuro templo de Dios, Jesús, mostrará la gloria del Dios todopoderoso. Su gloria llenará la tierra como las aguas cubren la mar.
La descripción de luz que hace innecesaria otra, como la del sol o la luna, expresa de modo vívido cómo será su gloria en la nueva creación.
La gran voz del cielo muestra el cumplimiento definitivo, pleno y total, de la manifestación de Dios entre los hombres, sin más preámbulos ni promesas por cumplir.
Cristo, el cordero, es el santuario que esperamos, el camino, la casa de Dios entre nosotros; y cercano está el día en que su gloria será permanente, para nuestro gozo, consuelo, dicha, y para la gloria de Dios.

domingo, 6 de marzo de 2011

JESÚS, CUMPLIMENTO TOTAL DE LA LEY

ANTIGUO TESTAMENTO
El Señor su Dios hará que salga de entre ustedes un profeta como yo, y deberán obedecerlo. Deuteronomio 18.15 DHH
Yo haré que salga de entre ellos un profeta como tú, uno que sea compatriota de ellos y que les diga lo que yo le ordene decir, y les repita lo que yo le mande. Deuteronomio 18.18 DHH
El Dios todopoderoso ha dicho: “¡Miren al mensajero de mi pacto! Ustedes esperan su llegada, y él ya se ha puesto en marcha. Lo estoy enviando delante de mí, para que me prepare el camino. Cuando menos lo esperen, yo entraré en mi templo. Yo soy el Dios todopoderoso, a quien ustedes buscan.” Malaquías 3.1 BTLA
Estoy por enviarles al profeta Elías antes que llegue el día del SEÑOR, día grande y terrible. Malaquías 3.5, NVI

NUEVO TESTAMENTO
Cuando llegaron cerca del pueblo de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: —¿Qué dice la gente acerca de mí, el Hijo del hombre? Los discípulos contestaron: —Algunos dicen que eres Juan el Bautista, y otros dicen que eres el profeta Elías, o el profeta Jeremías, o alguno de los profetas. Entonces Jesús les preguntó: —Y ustedes, ¿qué opinan? ¿Quién soy yo? Pedro contestó: —Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios que vive y da vida. Mateo 16.13-16 BTLA

Los discípulos preguntaron entonces a Jesús: —¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías ha de venir primero? Y Jesús contestó: —Es cierto que Elías viene primero, y que él lo arreglará todo. Pero yo les digo que Elías ya vino, y que ellos no lo reconocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron. Del mismo modo, el Hijo del hombre va a sufrir a manos de ellos. Entonces los discípulos se dieron cuenta de que Jesús les estaba hablando de Juan el Bautista. Mateo 17 DHH

SIMIENTES
Jesús, El Mesías es dibujado en todo el Antiguo Testamento a medida que éste se desarrolla y avanza hacia el futuro.
Contrario a una biografía, cuyo rasgo particular es escribirla en las postrimerías de la vida del biografiado o posterior a su muerte, la de Cristo se va escribiendo siglos antes de su nacimiento.
En su biografía, la simiente de Eva (Jesús, el Mesías) habrá de destrozar y hacer añicos a Satanás, simiente de la serpiente.
Por cuando hace a la serpiente (Satanás), ésta le infringe una herida a la simiente de Eva (Jesús), lo cual se cumple en la cruz. Allí, Jesús derrota al diablo y éste lo hiere en el talón (la crucifixión).
La biografía anticipada en más de mil años, se cumple a medida que vemos los relatos de los evangelios y el perfil que se va dibujando hasta llegar a ser la persona de Jesús el Mesías.

PROFETA-LEGISLADOR
Otro rasgo suyo es el ministerio de profeta. Habría de ser como Moisés: legislador y transmisor de la voluntad de Dios.
Como legislador, Moisés recibe La Palabra directamente de Dios. Es su vocero o portavoz. No emite edictos ni leyes salidos de sí mismo o de su iniciativa personal. Tampoco revela secretos o leyes emanadas de su buena voluntad. Toda ley, decreto, mandamiento o testimonio, se origina en Dios y sólo en él.
Como legislador el Mesías habría de establecer las leyes emitidas por Dios, no las suyas. Su gobierno está establecido por voluntad divina. Dios gobierna por medio de él. Dios, que gobierna el mundo y el universo por medio de su Palabra, gobernará por medio de un portavoz de su Palabra, el profeta semejante a Moisés, levantado por Dios, comisionado, autorizado y reconocido por Dios para dar su Palabra a su pueblo.
El perfecto gobierno se desprende de aplicar La Palabra de Dios al pueblo de Dios, lo cual requiere un gobernador perfecto, el cual es Jesús, Palabra viva, perfecta, revelación plena de la voluntad de Dios.

JUAN BAUTISTA-ELÍAS

Cuando los discípulos le preguntan al Señor Jesús acerca de la venida de Elías para preparar el camino del Mesías, él les aclara que Elías ya ha venido, y ellos entienden que se refiere a Juan el Bautista.
Lucas precisa con más detalles el cumplimiento de la profecía de Malaquías. Cita la visitación del ángel Gabriel a Zacarías, padre de Juan el Bautista y las palabras que le dirige sobre Juan: “Este Juan irá delante del Señor, con el espíritu y el poder del profeta Elías, para reconciliar a los padres con los hijos y para que los rebeldes aprendan a obedecer. De este modo preparará al pueblo para recibir al Señor”. Lucas 1.17 DHH
Y una vez más, Jesús, el Mesías, es el centro del cumplimiento de las profecías, no Juan el Bautista, ni siquiera Elías.
Todo apunta a La Palabra hecha hombre, el segundo Adán, la simiente de Eva, el profeta-legislador semejante a Moisés, Hijo de Dios, salvador, redentor, ofrenda y sacrificio prefigurado en La Ley y cumplida en plenitud en Cristo.